30/9/09

Serie del mar


Acantilados de Mar del Plata

SURCOS




Hubo amores
que hoy son pequeños surcos
en el cuerpo
mitigadores del dolor
ínfimos poros sanguíneos
que sacian la lágrima.
Surcos que se extienden
a lo largo de las piernas
y aman los árboles
con el alma colgada de la piel.
Ellos alimentan las batallas
cotidianas, las paredes áridas
de la casa de infancia
el soliloquio feroz de la noche.
Soportan el núcleo de espera
en la mudez del ser
su espasmo cíclico de muerte.

Verter el día a través de los surcos
es la misión íntima del cuerpo
el destierro de la fiera regresiva
el triunfo de la mañana
sobre la tierra de la mente.

El perdón es su obra.
El alma es ese mar de luz
cuando los surcos la encauzan.