4/9/16

DE UTERO Y EMBRIONES














Vaciar el murmullo
en el insomnio
vaciar la mente
en úteros vibrantes y rojos
que fueron
embriones intensos
y nunca vida
embarazos idos
vaciar los ojos
de huevos múltiples
promisorios bebés
en la fecundidad que no
la plenitud del día que inunda
el cuerpo y morir en paz.
El dolor parece impúdico
pero sólo es dolor.
Ahí no hay pudor
o medida.
Inventar el vacío
donde empezar a nacer
y donde el alma
horade
la piedra de la paciencia
y en el deseo  no hibernar más
para morir de inanición.
El deseo donde detuve el cuerpo
a hincar la carne
donde la muerte no llega
donde pica, arde y exuda
en toda la piel
la lucha sin sentido
sin nombre
y el olvido de las vidas
que nunca fueron
huevos muertos en tubos
criopreservados
o muertos en la carne viva
la carne horadada
infinitas veces
sin pedir permiso.
Es lo inexpresable
que pica y arde sin lenguaje
en ojos que ahogan su mirada
y reflejan
en túneles de tierra
películas de otro siglo
donde ya no hay sentido
donde fui tantas veces
y volví sin llaves
sin ventanas
y sin puertas.

De ciertos lugares no se vuelve
de la sangre ida e ignorada
y se muere cada día un poco
una y otra vez.

20/4/16















DESPUÉS DE TANTA GUERRA CRUENTA

En un vértice que se abre por fin
ya no será vértice en breve
se oye aún la sibilancia de la voz antigua
de gritos y susurros
lágrimas calladas o sollozos del alma
un quejido subterráneo
de mariposas nocturnas lombrices y tierra negra
que sale expandiéndose en la intemperie
volviéndose no mía
a respirar aire nuevo
la lluvia larga de los días
y el sol del verano
sola en el vértice que se abre
que ya no será vértice
me siento a meditar un rato
Fuente Primigenia que me pare
en este atado de huesos músculos y órganos
iluminá de tu gozo mi entrecejo
llenáme de vital razón a la que vine
en el latido inicial del vientre materno
bajó un alma.

Bajaron nueve almas
al ritmo de los árboles libres del bosque
danzaron allí unos días
en tu mirada que atraviesa todo
se fundieron en el cielo
se elevaron habiendo vivido
sólo en microscópicas células de sangre
habiendo visto más del último cielo
que me trasciende
que yo no vi
ellas no vieron los soles ni las  lunas
que me atañen
ni el mar que me acuna y me agita
no respiraron, sólo nadaron un rato
no vieron ni palparon la piel
los labios
los ojos ni caminaron ni corrieron
no comieron ni saciaron su sed
ni gozaron sexo
no aprendieron en la vida
sino en la muerte
en breve tiempo fueron liberadas
arrancadas al mundo
fluyeron en el éter
para nunca más ser aquí.

En el vértice que se abre
espero una cama nueva
donde reposar
después de tanta guerra cruenta
la mente distendida
después  de la destrucción
el corazón casi adolescente
naciendo del caos

en haces nuevos de luces
en sus nubes raudas y frescas
la tierra virgen que llega hasta la playa
serán una bendición
después de tanta guerra cruenta.