5/1/13

TRIPTICO DE LA MUJER AMANTE





















Uno


Visión primera



Me adentro en tu tronco austero
en nudos angulosos de huesos que no renuncian
a su combate en el mar de la noche.
No me ayuda el verbo para nombrarte.
Un graznido me lleva hacia vos
las modulaciones de las vocales
o lluvias sin anclas en el barro.
Hay hilos de luz de pupila a pupila
un clavarse de uñas en la tierra
gemidos subterráneos y risas áureas.
Exploro tu madera crujiente
en el silencio de tu sangre.
Sudo un poco tal vez
sólo un poco.
Descifro los trazos de tu pájaro de luz.
Lo sigo.
            Me lleva
a mi fortaleza arcaica.
La destruye.
            Me libera
            Buscamos nidos.
 
Dos
Oscilaciones de la enamorada
 
I
La vida no pasa esta puerta.
Estoy ajena a tus ventanas.
Desnudo el papel.
Volcar el mísero fluído
armar palabras planas.
Me falta la sangre.
Quiero mi lapicera
que está en tu bolsillo.
No la quiero en tu bolsillo.
            
            Quiero mi vida
            sentada de cuclillas
            como un felino
            para saltar a tu cuerpo.
 
Me falta la tinta
con la que escribo mis poemas.
 
II
Estoy cansada.
Tu vino no me pertenece
La cama tiene desnudez sexual
y la ventana huele
a noche desierta.
             
                    Mi torax errante del tuyo.

Entera de dolor marino
de estrellas
piedras o espadas.
Quisiera dormir tres árboles
y un lago, una rosa abierta
un pan caliente
un sueño hundido
insistente náufrago.
Quisiera no ver tu luz
            a veces
-y esta lapicera no deja
mi cansancio-
tan cansada de mirar
mis ojos de vidrio.
 
III
Todo me es ajeno.
Esta casa, sus paredes.
Me muero de amor sin elegir.
Mis huesos siguen tu rastro tu perro
tu angustia latiente.
Oigo palabras duras
duras palabras necios oídos
grises oídos eternas palabras.
            
            Tu boca se derrama
            sobre mi cansancio.
            Mi piel no deja su asombro
            de haber elegido tu casa.
 
IV
Esta ventana saqueada
este colectivo que arrastra
su motor negro
en la noche de sol turbio.
             
            No intuyo qué hace mi existencia
            extasiada en el umbral
            de tu vida.
 
Y el motor sigue
cansa a mi alegría
             
            ¿Mi alegría?
            Quién hubiera dicho
            que estás aquí
            para redimirme.
V
 
Sutil sobre tu cama
me anulo como un pozo
como una serpiente negra
me nutro de bichos
subterráneos, mustios.
 
VI
 
Enciendo luces no mías
impropias luces para mi esqueleto
nutridas luces de tu voz
que taladra desde mis pies
los huesos.
             
            Tu voz
            que no puedo dejar huir
            que escucho
            paciente y austera
            sin reconocer mis manos.
 
VII
Me acuesto en tu cama
de líquenes y humus
y no sé si tu alma
reposa con mi alma.
             
            ¡Mi alma!
            ¿Dónde?
 
Tan cansada va
casi desaparecida
vuela casi trunca
sin noche ni tierra.
Muda.
 
Tres
 
Los actos
La tela vasta de tu cuerpo
besa mis arideces
las siega
merma la cuota escéptica
de mis hombros
cuelga racimos de mis dedos.
Intuyo tus alas de pájaro veloz
y me detengo a beber de tus odres.
Cuando todo calla en la noche
y el cielo abre su boca universal
oigo el ritmo de tus días
y tu lluvia intermitente
me fecunda
en arena salvaje
aún virgen de mar.
 
No te agrego a mi piel
y sos mi piel
en el despertar de mis tumbas.
Te quiero en tu voz y en tus huesos
en el don de la mesa cotidiana
cuando anido mis seres
en la vereda de la sombra.
 
Siempre están tus ojos
en mis palmas 
que me atraen hacia la luz
y mi playa temida
donde espera nuestra casa
nuestro deseo del mundo.
Abrigo las noches tuyas-mías
el verbo, el sonido primero
el perro y el portal.
Hojas y raíces anudan
nuestros pies aluvionales.
 
Permanecemos
en las células por nacer.
Mis signos y tus armas
surcan la misma tierra.
En el árbol de luz
te amo con tus fieras
con tus noches de soles
y el viento en la montaña.