MUJER LUZ

Para Emi, alea hashalom -sea sobre ella la paz-

Donde se encuentra el contraluz,
en el claroscuro de mis días
está tu voz clara,
tu suavidad lograda
a través de tortuosos y oscuros pasillos.
Tu rotunda luz
tu contraste brilla
tus colores fuertes gritan vida
y no hay enfermedad
que te mate
que nos mate
y no hay más que esos caireles
de tus cuadros
que transmutan dolor en luz
en el amanecer del cielo
que ilumina tu ausencia.
Me reuní con vos
en tu arte y mi poesía.
Querida Emi, en tu corazón
el rayo de un diamante nos atravesó
y pintó una mirada profunda
en mi alma.

Las medias tirantes los zapatos
en la esencia del color
el fulgor de las luces
bailan en tu vida
como en el cuadro
donde fuiste mujer por completo
en entrega absoluta, en el día a día
te extenuaste en la lucha
y renaciste completa
con tus manos plenas de anillos
la palabra precisa
tu ropa y la fuerza en tus ojos
eran la armadura perfecta
para cruzar el dolor
flotás en tu aire y hacés nacer
un aliento en los ojos
que hoy te lloraban
hacés nacer vida.
Querida Emi, tus corazones
se unieron todos en uno solo
con un brillo único te elevaste
dejaste los caireles
rompiste la cáscara.
Tu fuente inalterable
alumbra cada alma.

EN EL MAGMA VIVIENTE

En el magma viviente
donde sumergimos el ser
puede surgir el cauce
que nos anime a lanzarnos
al mundo nuevo
en un camino inédito
que nos oriente
a nuestra esencia.
Es de esperar
oscuridad, niebla y también
luz, un caleidoscopio
que abra ventanas
una vía interrumpida
y hasta un inmenso campo fértil
donde no existe el reloj
y sólo es el latido del ser
el que nos impulsa.

TARDE

Mi amado me toma en su vuelo
en el amarillo abrazo de la tarde
entra enhebrando los anillos de mi fuente
y llena cada vasija de mi alma.
En su conocimiento de mí me asombra
y me dejo acunar en el vigor de sus piernas
la piel se expande en toda la cama
y fluye la risa de nuestra unidad
y en la untuosa calidez cobriza
de la tarde
reposamos.

EN EL AGUA

Silente
Me deslizo
ágil.
Adormecida
por el ardor
del aguaviva.
Ola más ola.
Me traspaso
hasta mi ínfimo ser
para sumergirme
en él.
Me inunda
su poder acuático.
Me ancla
su rumor
hasta hacerme
de agua.
Diluyo
muda mi cuerpo.
Puedo salvar
el filo del corazón.
Lo desanudo.
Lo echo a andar
surcando el agua.

VUELO

Otra vez mi lapicera
en tu bolsillo.
Tu lapicera.
Mi vida en tu bolsillo
pendiendo de una tela
o una piel que me come
entera contra la mesa.
La cocina tan habitada
de nuestras voces,
tan viva, otro ser nuevo
de selvas y rumores de alacenas
que abren sus delicias
en nuestras lenguas.
Los párpados
entretejen los hilos de las caras
y sucede el salto
las nubes de la cabeza
lloviendo mares sobre los cuerpos
mares vivientes en los vasos
que bebemos
y tan mares de los dos,
surgentes de tus manos
tan tus manos que enlazan
el dolor de mis huellas.
La ausencia lame las paredes
y nos llega hasta las piernas.
Caemos de rodillas
para pedir perdón
a nuestras almas
y fundirnos en cadenas de luz.
Remontamos la flecha
que lanzaste al atardecer.
Cuelgo de tu flecha.
Tensamos el arco
hasta expandir el cielo,
la boca extrema del cielo
que nos recibe en ruedas de éter.
Cuelgo de tu pecho abierto
y rompo el corazón
hincando la luz.

ESTADOS LARVALES

Insomne mía.
Toda noche
sobre el alma
que exhala humo
sin signos.
Toda noche
en asfixia
y sin óvulos.
Dulce mía.
Extraña a mi piel
Arrancada
mudo pez
de mis manos.
Te alejás.
No encuentro
la vértebra.
Quién sostiene
tu luz tu huevo
volador
tu hembra nueva
sin sombras.
Erguida en lunas
cosmologías madres.
Y tenés pies
duros hombros
pupilas de humus.
Metafísica de flor
aérea o pájaro
cielo en mis uñas.
La nuca desnuda
me entrega puntos oscuros.
No entiendo
tus ondas sonoras.
El hambre persigue
mis dedos.
Insomne mía
no logro tu alma.
No estás hoy
en mis alas de agua.

SIN VOZ

En la noche el cardumen no tiene voz.
Nada. Silencioso entre espectros verdes.
Sanguinolece. Adormecido por la luz.
Ausente para las ráfagas de piel
lleva osarios de náufragos.

Sin voz.
Para gritar el ser.
Sin voz