4/2/11

OTRO -EL MISMO- AMOR HA MUERTO















Hojas en blanco.
Llueve la vida en blanco
sobre mi ojo blanco.
El túnel vomita pájaros inmóviles
tiránica hora del no sentido
extasiada en la puerta de la tarde.

Nada detiene la música del mar
que hunde el horizonte.
En el norte de mi cabeza
late un grueso signo de pregunta.

Fuiste el don que asistí con premura
cada día de nuestro ser,
el velamen de flor de jacarandá
en noviembres de cielo-nube-árbol.
Hoy el entierro es una vela encendida
una aridez de fuego que me besa los talones
y una lluvia seca de palabras que se pegan a mi boca
sin encontrar su límite ni faz.

Cuándo morirás al amparo de mis pliegues
como un castigo suave que te anuncie mi noche,
cuándo entregarás el fuego que exige mi aire
en el núcleo de nuestra génesis
y el monte se eleve en la quietud del agua
para extenuarse en el viento de las nervaduras
cosmogonía celular que viaja en las venas.

Evitás el encuentro del ser
y reunís los fragmentos,
arcilla resquebrajada de la luz.
Mi lluvia te perfora.
Si no intentaras la carrera
tendrías intersticios en tu ventana,
pasto húmedo en los pies del alba.

Cayó el día y otro amor ha muerto.

SITIO DEL INCENDIO














El sitio más incendiado
es el corazón y sus paredes,
multitudes que arrojan palabras
entre hilos de vida.

La rosa del alba recoge
asperezas del mediodía ardiente
la humedad de días y noches
y da su sangre a la tierra.

Aquí el corazón es la rosa del duelo,
la masacre de la batalla,
el sitio más incendiado
en el olvido de sí mismo.

El muerto de los soles
de medianoche,
asesinado en plena vigilia
entre las víctimas del cuerpo
rumia en la lluvia.

El silencio de Di-s y los ángeles,
cerrojos en los paisajes del hombre.

Corazón, sitio del incendio,
ecuación deshecha en la carrera
hacia el mar, el mar sacro
que nos traga en remolinos de carne,
la piel alta del mar sobre las costillas.

DERRAME Y EXTINCIÓN



 













Tengo un derrame del cuerpo
una extinción de la boca
lenta y mortífera
una debilidad extraña
en los ojos
casi un desapego.
El mundo revela
su secreto
y me exilia.

Aquí
entre cuatro
o cinco paredes
el alma enfrenta
el duelo de la noche.
Mantiene el sueño
en la revelación.
Pero el alba…

Ahora
la mañana
invade los huesos
desnutre la cama.
Hubo catarsis
de los crímenes.
Otro duerme en mí
como un arma.