28/12/10

SIEMPRE QUE NEVÓ PARÓ

En estos días tan calurosos, para rememorar el frío y la belleza de la nieve en la Capital
en el invierno del 2007 


Siempre que nevó paró
y en esa pausa porteña
en esa cortina aérea de corpúsculos blancos
se reveló la alegría
esa alegría que falta
en la calle
en las piernas
en las rígidas columnas
y en las cabezas rezumantes
de pensamientos inconexos.
Siempre que nevó paró
y fue tal la fusión en el adentro y el afuera
fue tal recreación del alma-nido
que ese día quedó plantado
un árbol frondoso
una visión que no se borra
en el blanco sobre las hojas
un frío cálido que no paró de nevar
al vivir las horas de esa tarde-nieve
en un día de sol cualquiera.



17/12/10

EL YO UNIVERSAL



















En el cuerpo de células que se unen
para cohabitar y mantener el ser
en el flujo de la sangre que recorre
una y otra vez las redes arteriales y venosas
en el intercambio gaseoso que hacen los pulmones
en el sistema óptico del ojo que ve
y la función de las neuronas
que hacen sentir dolor o placer
existe la misma ley que hace la vida
es la esencia que dice “viví”.

Y qué hace que el yo sea el yo
lo que se revela en mí
y aquello que se muestra oculto
el soy aparenta ser único
en cada hombre y mujer
vuelve a repetirse la ley.

Hay una sintonía
una forma de entender
un verbo propio de relación con el mundo
que hace su exclusiva melodía
su particular ritmo y cadencia
una mirada única que analiza
o comprende sólo viendo
sólo siendo
una percepción en cada ser
que lo atraviesa en su esencia
y parece que ser
es un modo personal
aunque se manifiesta en cada ente vivo.

Se puede ser desde los pies inmóviles
o en marcha continua
desde los brazos y manos
desde la cabeza y corazón
se puede ser desde las vísceras
desde los huesos y la sangre
desde las redes nerviosas
desde la voz, la palabra
desde la voracidad y el deseo
desde el dolor y el placer
sólo desde el cuerpo

pero es desde el alma
que se es yo
el Yo Universal
que refleja cada yo
en un patrón inalterable.

13/8/10

FRESCOS DE UNA CAMINATA

La noche es un gran espacio cúbico. Resistente. Extremadamente resistente.
Henri Michaux

ENSAYO DE UNA NOCHE MÁS

El silencio de la calle golpea los pies, y los pasos son martillos. Anuncia otro día, otra hora para redimir las manos, otra nueva brisa que aligera las ecuaciones humanas. La noche avanza en los adoquines y aletarga todo llanto, aquella fuga diurna que renuncia a sus soles negros. Quietud simuladora desde las ventanas: las luces filtran breves destinos, ínfimos en la mañana. Duermen ascéticas las veredas en soliloquio con sus sombras. Sobre mi cara de film en blanco y negro, una calle ilumina la ruta desconocida. Mi paso es suave, seguro. Pero no inocente. La actuación es óptima. Alguien me felicita.

EL DESTELLO

Estoy en la calle: camino como si quisiera desaparecer. Invento juegos mentales, me abtraigo para no absorber los ojos hostiles o lúbricos, y las soledades que avanzan contorneando las paredes. Ceguera ante la Unidad. Algo, alguien desata mi lengua; creo que un frío intenso anida en las manos y echa sogas a los cuellos. Veo las piernas en filas, enfermas en la vereda, con signos de muerte. Alguna voz entre escombros, algunas uñas que rasgan la madera, algunos dientes que destrozan el reloj, cada tanto. De pronto, la risa del jacarandá, unos pies infantiles. Al este y al oeste llueve lloverá sobre el mundo estriado de sombras y lava el estiércol humano. Una redención íntima en cada baldosa con flor lila. Algo, alguien desata mi lengua, y el asombro nace luz en los pies. Ahora estorbo en la calle, nadie me mira con codicia; soy cómplice del árbol, y una flor cayó en mi pelo. Me liberé del ojo obsceno. Tengo un breve recreo en la calle céntrica.


12/8/10

ELUL*: DÍAS DE LUZ

En el campo de miradas que se buscan
de ojos que se encuentran
surge este nuevo yo
el que me espera sin que lo sepa
y me abre la cortina a la mañana
me  recibe albergando días de luz.

Días de luz
cuando llego de viaje,
cuando el pasillo es el mismo
pero la casa emprende un nuevo cauce
hace nacer otra ventana
en donde me siento a mirar
un nuevo paisaje de mis manos
que se eleva con una luz dorada
y me libera.

Días de luz
en el bosque de oscuridad
donde duermo y me desvelo
me abrigo y tirito.
Días de luz
que penetran mis huesos
y renuevan las células
que nutren la sangre
para hablarTe
de otro modo
llevarTe en mi garganta
mi voz que Te dice
de otro modo
acá estoy
y el corazón se expande
en todo el cuerpo
para habitarTe
mis ojos que se funden
en nuevos haces de luz
y prefieren recibirTe
en mi umbral a la mañana
cuando la vida
comienza a brotar
al verTe
en Elul
una nueva señal
en el mar de tempestades
un centro de fuerza inalterable
que recorre mi médula
y se fusiona en ella
para morar
en estos días de luz.


*Elul: mes previo a Rosh Hashaná, mes de balance y evaluación espiritual

14/7/10

ORIGEN











Hoy estoy muda
expuesta sobre la mesa
lista para la operación.
Sangraré un poco
tal vez teman coserme
rellenar con suturas
los sueños
hundir el bisturí
en los hilos de luz.
No me atañe
mi desamparo
ni sus miedos.
Mi boca está abierta
y todos mis brotes
esperan una revelación

9/7/10

EL BESO

El beso yace al borde de la cama
dormido como un campo nocturno.
Agujerea la leve oscuridad
con soplos invisibles de amantes lejanos
que alumbran un círculo en medio del lecho
surcado por ríos de huesos, nervios, sangre.
Y crecen raíces y médulas enlazadas
hasta la piel nítida de las manos.
Las bocas son breves moluscos
que beben profundidad en su ternura.
A la casa excepcional trepa el beso,
al abrigo luminoso de la noche.
Desde el abismo crece la piel, honda,
con la inocencia de una voz virgen
y sus ecos en la montaña.

8/7/10

LAS CARAS Y EL CÍRCULO

Las caras se desplazan
en el círculo,
huyen por pirámides
donde sólo el tiempo indica
sus inviernos y veranos.
Son otros ahora los hombros
que alimentan latitudes de piedra
donde yacer y recibir la luz.

Comprendo el día de las bocas
que negaron las alas en el ocaso.
Es justo. No hay rencor.
Nadie quería nacer,
todos querían partir
al horizonte de bellos espejos.
Morir con los ojos truncos
el vientre escaso
y los aduladores abrazos
a los totems y los íconos.

Las caras ruedan
con el círculo:
hago una tumba a todos los pies
que han rozado los míos
y no se detuvieron.
No supieron del destierro
de los brazos.
Murieron de vidas sin alba
de muertes ínfimas.

Hoy no saben mi máscara
ni mi desnudo.
Ignoran la fruta
del árbol que me atañe,
la que me salva
de sus palabras
y sus silencios.

8/6/10

ARBOL DE RÍO

Foto de Gabriel Amar. Martínez. Río de la Plata

RÍO vs CIUDAD


Foto de Gabriel Amar

CIELO-LUNA-MAR Y MUJER QUE REZA

Mar del Plata

MENORÁ DE PINO

San Cayetano, Pcia. de Buenos Aires

13/5/10

DE LUZ

La energía sale por los pies
mientras voy andando un surco
ya conocido pero a la vez nuevo.
Circula en forma elíptica
hasta la cima de mi cabeza
y sale expandida en hilos violetas
hacia el cielo.

Si extiendo los brazos
con las manos abiertas
los dedos alargados
veo la luz amarilla que se desplaza
en diez direcciones.
Del centro del pecho
puede extenderse una llama verde
a veces turquesa, lila
o de un profundo azul
y el estómago ahuyenta el miedo
en una flor naranja.

Las piernas se afirman
a veces nadan
a veces saltan
dos pilares de fuerza.

La cadera permanece
en su gesto amoroso
de vida.

Estoy de luz
y fluyo hacia el centro.

25/4/10

EL MUNDO SUCEDE

Tierra en constante creación.
La nube avanza sin designio propio.
Nace otra mañana y el mundo
es un pájaro veloz que insemina
las alas de los hombres.

Vacío del alba que me refugia
en Hashem y alumbra mi morada,
fuente sagrada, fluí en mi centro
y volcame al cielo de tu eternidad.

Tierra nutrida de todas las aguas
rodea mi cuerpo y me devuelve
fresca en el torrente de los días.

Reúno piedras y flores:
ambas existen en mis manos
en la tarde y en la noche
que gira con los astros.

Ahora soy invencible
una guerrera del día
y recibo el  escudo de Tu pecho
para todos los combates.

La mañana alimenta la fuente vacía
y el mundo sucede
fuego-aire-tierra-agua.

FUENTES PRIMITIVAS

Abrí las fuentes primitivas
y supe la gota en la flor
y el estruendo de la lluvia
por la noche.

La cima es íntegra y calurosa
segada por las fuentes.
Las lunas en fusión
me refugian y asciendo
hacia el caudal del río
que me dio origen.

ABISMO DE AGUA

La densidad de las hojas en los árboles pronto no estará. La bruma de la pequeña tarde llega a la ventana y una claridad adusta rodea mi cuerpo. Hay un llano increíble de años en mis manos y donde miro brillan lunas cíclicas, plateadas o broncíneas. La carne del día me abraza y sujeta para que no mire tras mi espalda. Delante, una nueva fuente de luz no termina de abrirse nunca. Intuyo una boca de jazmines y peces en túnel al mar de soles desconocidos. Una boca de fruta cambiante. No logro digerir esta fruta. Es demasiado viscosa, demasiado dulce, demasiado fruta para ser sólo una fruta. Es recta y curva, sinuosa y aceitada, caliente, y si la tomo se vuelve gélida. Otra vez la boca de jazmines y peces se abre en aros concéntricos encerrando un pozo infinito de agua. Un absimo de agua me espera y la ronda que no detiene su danza me lleva al precipicio acuático.
Miro por la ventana. Los árboles ondean un poco bajo el peso del otoño. Habrá que esperar a que caigan las hojas.

CORAZON AL BORDE

El corazón en el borde del cuerpo
siempre a punto de caer y rodar sangrante
retrae su latido y me mira
interroga cuánto más
no apaciguarás este ajuste de cuentas
esta razón de vida
que intensa me aprieta la voz
y endurece las alas
para estar siempre de pie
alerta a cada sonido que emitís.


Cuánto más
los ojos enfocados en este punto cruel
retenidos en la pared de los años
que siempre estallan en mis huesos,
mientras Tu mirada se vuelve más misteriosa.
Estoy como brújula sin norte.
La mente encarna las palabras
y el corazón al borde de las manos
estira sus estambres primaverales
de hace dos décadas, los mismos.

19/4/10

EN SALA DE CIRUGIA

Entre dos mundos
entre dos piernas
y las jeringas y la anestesia
que me extienden sus alas químicas.

Entre dos fuentes que no manan
y las flores caen en primavera.
El clima es tórrido
y otro verano se incendia sobre el cuerpo.

¿Hay que hacer una torre infinita
hasta Tu boca para saciarla?
¿Hay que llorar un mar Atlántico para llenar
Tu corazón impenetrable?
¿Hay que reir la alegría del sol
para agradecerTe y seguir esperando?
¿Hasta dónde me requerís, Señor,
hasta dónde Tus ojos pueden traspasarme
y Tu paladar saborearme
y ser Tu herramienta
Tu experimento
sin que me quiebre el alma?

Estoy atada
en Tu sala de cirugía
inerme
a corazón abierto.
Tu bisturí no termina
de cortar
y no cerrás la herida.
Tengo el corazón abierto
como una llanura que muere de sed,
como una fiera en la estepa que busca su presa
en el invierno feroz.

ALTERACIONES

La mañana trae de la noche
su luna de visiones cíclicas
alterando la sangre de mis huesos.

Vuelco los ojos en el poder
y erijo la solidez de un templo.
La mano se eleva interrogando al sol.

Sobre la cama descansa un cuerpo feroz
de noches acumuladas en la espalda
y desiertos en la garganta ávida
Tal vez es mío. Lo acaricio
largamente, casi melancólica
y me alejo,
animal que será presa.
El tiempo me lleva para alterar su voz,
tomo su mano mítica y lo celebro
riéndome con la risa sabia de la noche.

EL SITIO QUE ALGUIEN ARROJÓ PARA MÍ

Soy otra y la misma.
Caminar este nudo
aprisiona la mente.
El cielo sobre mis ojos
a nadie pertenece.
A nada pertenezco.

Es el mundo de la no comunión con el mundo
el sitio que alguien arrojó para mí;
el vacío.

Allí vivo todos los días de la vida.
A veces floto y me hamaco
en las llamas del aire;
es como la risa después del orgasmo
como el sol del mediodía en un cielo de invierno.

Otras, me sumerjo en el mar del vacío
con caras insomnes que me observan
condenan y aplauden mis frases
o me quieren devorar el alma
me sueltan en una pared y me gritan
hasta no saber para qué nací.

¿Qué origen debo buscar?
¿Qué escrito debo escribir?

Paz. Paz para el alma. Paz.

P

A

Z

y

volver
al yugo de la existencia,
a la semilla de la mente
y a la boca que ignora o calla
o repite palabras.
Palabras y más palabras
que sólo traen consigo palabras.
Un fuego sin luz quema las entrañas.
El verso es un látigo de letras inútiles.
El verso es un látigo que muerde mi llanura
y me atisba, me huele y a veces destroza
el puñado de huesos que me unen.

Escribir el sitio de las muertes es mi tarea
dar a luz a la poeta de la vida,
la que a nadie pertenece
y flota entre los mundos
sin dominio de tierra.
Con nadie vive.

Aquella que come y duerme,
trabaja porque sí y visita parientes,
desde el ataúd saluda a todos.

CAMPO DEVASTADO

Soy un campo devastado
en Tu guerra que no entiendo
y que nunca termina
un ciclo inacabable
que se come a sí mismo.

El mundo exhibe sus pies marmóreos
y la poesía tiene el vil intento
de ser algo en este polvo,
un martillo que mate la idiotez
y desnude esta carcaza-gente
que muere sin vivir
y vive sin morir.

Estoy sin plenitud
sin árbol
en una lluvia terminal
para que alguien agite mi cara
y me grite
que el milagro ocurre hoy.

VESTIME

Vestime de tu belleza.
Hoy no sé qué es el mar
y su inmensidad sublime.
En el barro de mi cerebro
puedo hundir mis manos
y rescato un pedregullo
un canto rodado y a lo sumo
una bolsa de bolitas de vidrio
de colores infantiles
que pesan en su opacidad de tierra.
Hoy no sé de bosque
ni de río
ni de cielo azul o gris.
Sé de desierto más desierto
y nada ni nadie los gobierna.

LA NUEVA CASA

-Esta es la nueva casa, recibíla.

Y abrí los brazos
para inundarme de un nuevo cauce,
profundo y limpio como las alas de un pájaro.

-El viento ya no corre;
ahora una brisa fresca alimentará la mañana
para elevar tu voz hasta el cielo.

Y al amanecer sonreí a las nubes
que pasaban raudas frente a la ventana.

-No volverás a oir la voz del tiempo o el espacio,
no volverás a sentir los pasos en el corredor de tu pasado.
Sólo tendrás el presente y Mi latido en tus actos.


La noche es clara y suave en su don
y la cama ofrece un reposo amigable.
Agradecer y ser uno con el cosmos
es parte del saludo que brindo a Mi Excelencia.

-El ser es uno, de absoluta belleza y armonía,
y nada lo detiene.
Esta es tu nueva casa, recibíte.

21/3/10

LA PALABRA NO ALBERGA

La palabra es un recipiente
impropio
un pozo seco donde cae el dolor
el no haber sido y el ser.
El fui, el soy, el seré
no caben en vocales, letras
sólo caben en humedad
en un árbol, el mar y el cielo
o un día de luz montañoso
en las rocas maduras de las cimas.

La palabra es un signo
insuficiente
inhabitable
donde se orfanan la inmensidad
de los ojos
donde la lengua no encuentra
el hilo conductor
la lógica es una cara vacía
ante tanta sangre
la luz del exilio que oscurece
sólo se refleja en las pieles
de los que no dicen
los que callan
los que hablan la oquedad
de sus brillos falsos.

Sin eje sólo resta esperar.
Cuando pase la tormenta
quedará el ser desnudo
bajo el cielo inequívoco
caminos posibles
pies hacia el día
una manzana fresca
un olor desde muy lejos
que fortalece los huesos
que alinea la columna
donde la palabra no tiene dominio.

Algo puede quedar
el amor bajo capas de células
el amor único
blandiendo una espada
que atraviesa las letras
la carne y los ojos desnutridos.

Algo puede quedar
después del dolor
las venas expulsan muerte
las venas fluyen en sangre
en hilos de luz
en hilos que se sumergen
y emergen
atravesando el mar
tendidos al cielo.
El cielo no puede esperar.

QUIROFANO


Boca arriba. Las luces de los pasillos se suceden como en una autopista. Carrera al quirófano. La bolsita de suero que pasa gotitas a mi sangre a través de la aguja incrustada en mi vena está sobre mis piernas. El camillero apoya su carpeta sobre mis pies: me convierto en mesa. Me suben al ascensor y bajamos al subsuelo; luz blanca, luz amarilla, luz blanca sobre mis ojos. Llegaron. Intentan pasarme como una caja pesada por una ventana estrecha; la camilla se traba y me sacuden, hasta que me hacen pasar. Llegó la mercadería sana y salva por ahora. Todos están de verde y adentro del quirófano cada vez son más, como insectos que van a devorarme, pululan enfermeras, anestesista, instrumentadoras, médicos. Todos tienen cara de estar trabajando en la rutina de abrir cuerpos. Están seguros, como si Di-s no existiera. Me entran a una sala y semidesnuda paso a otra camilla -mesa de operación-. La radio está prendida y suena la voz cálida de Baglietto; sólo falta el mate y los bizcochitos de grasa. El anestesista, cortés y profesional, se presenta. Pero acá no soy más que un cuerpo en la sucesión cotidiana. Un cuerpo más para investigar. Espero ver una cara conocida. El único insecto que me saluda y me pregunta mi nombre es una enfermera con cara más maternal -habrá visto mi cara de susto- ¿Te diste la antitetánica? Tal vez, en mi última visita al quirófano, hace 6 meses. -No importa, me dice; igual todo pasa por el mismo tubito. Droga más, droga menos. Al fin llega el director de orquesta con el barbijo puesto y sin decirme nada me mira con ojos tiernos: el médico que me opera, al que sólo vi dos veces en mi vida. Ya no pienso y me entrego a todas esas manos y mentes de hombres-insectos. Por lo menos una cara conocida. El reloj marca las cinco. No me avisan nada, empiezo a marearme, y entro en un desmayo, comparable más a la muerte que al sueño. La anestesia hizo su trabajo.
Semiinconsciente, miro el reloj: las seis menos diez. Siento que me llevan en carrera por los pasillos de nuevo a la habitación. En un segundo llegué, pero no, estoy dormida; las imágenes se suceden como fotos, pasó más tiempo, y me muero de frío, los dientes me castañetean y mi esposo se sonríe al verme temblar; me tranquilizo. Es como volver a nacer, la conciencia está confusa y no discierne sino por sensaciones. Me pasan a la cama y me abrigan bien. Me asusto por no ver todavía al director de orquesta. Por fin llega, empieza a contar qué encontró pero no puedo mantenerme despierta, la anestesia todavía me gobierna y quiero escuchar el veredicto, pero no puedo. El director de orquesta y su segundo van a la antesala de la habitación y allí se dilucida el diagnóstico. ¿Por qué se van? ¿Tengo algo grave? Pero la anestesia no me deja asustarme mucho. ¡Estoy escuchando todo! grito. Hay que hacer tratamiento por tres meses con medicación ¡Chau quirófano!

DESPUES DE LA IRA

Abrir la mente
con un cuenco de flores
en este ir y venir entre Vos y la tierra.
Esta fuente cerrada
me succiona desde el ombligo
y me arroja entre Tus paredes de fuego
a veces luna o brisa de noche.
Esta fuente cerrada
muestra su brillo obsceno
en una carrera cíclica
en el vaivén de los días
cuando ningún muerto puede sonreir
por nuestros actos.

Quién puede
verter el fuego de la ira
sin que se note
sin que la tierra sepa
qué poco nos queda
y cuánto
en el ser íntimo
después de la ira.

LLEVAME

Di-s.
Llevame a Tu gota inicial
de donde extrajisTe mi alma
allí donde hay nada
donde sólo Vos.
Para qué este mundo
qué agujero más grande
donde me arrojasTe
para que viva.
No quiero más que
volver a Tu Abrazo.

Llevame a Tu Fuente
Di-s
no me desintegres en vida
Di-s
tené misericordia.

EL PERDÓN

El perdón se desliza por el cuerpo
en dos alas que buscan el hueco de inserción
suaves y lánguidas se acomodan
en la espalda
y me sumergen en un cálido vaivén.
Comienzan a elevarme y vuelo
en la mañana de luz azul
sobre la ciudad y los árboles
sobre mi casa y las horas desiertas
o pobladas de voces.
Hay un fin de la oscuridad
un llamado del mundo lumínico.
A lo lejos veo un derrumbarse
de muros y polvo.

SURTEN EFECTO

la frialdad de la gente
sus miradas esquivas
en la fuente del no amor
mueren de inanición
en su propio vacío cónico
se deslizan en su punto virtual
hacia la nada
con un roce fingido sonríen
surten efecto
quieren dominar el entorno
empastan el día y sus semiluces
llueven las certezas sobre el cielo
lo escupen
lo embarran de mediocre materia
lo aprietan y lo reducen
a un día más fuera del almanaque

5/3/10

FACETAS DE LA ROCA IV

Rocas volcánicas. Río Agrio, Caviahue. Neuquén

OTRA LLUVIA MÁS

Provengo de la madre universal
y niego la cadena que me sujeta a ella.
La fuente corta mi cara en dos lunas
que me interrogan cada hora.
Otro pájaro exhala sus notas
y no sé el fuego que lo habita.

Llueve. En mi vértebra primera llueve
una rama retorcida de tormentas.
Un suelo empinado vuelve a mí
con rocas desprendidas hasta mis ojos.
¿Debo tragar un alud en la mirada?
No sigue un día igual al otro
y sin embargo parece que el reloj
es siempre el mismo túnel que nos aspira
hasta el tuétano. Y ya.

Será que las mandíbulas de la noche
aprietan mis hombros
cuando dejo las alas
en manos inútiles.

Llueve. En el trazo de mi cuerpo
que ayer dibujaste llueve
sin piedad, acuática luz
que nos alberga sobre la tierra
mientras tejo más gotas
sobre nuestras fuentes.

Ahora la cama. El cuerpo
en anestesia hacia el día.

HABITOS

¿Cuál es mi lengua sobre los hombres y mujeres de este siglo?
La ajenidad de mi espíritu a este mundo es una rosa en un desierto.

Sé vestirme a la mañana.
Cocinar la comida adecuada al día:
aderezo con un poco de canto
o música medieval.
¿Literatura? Cada vez menos.
Una excelente película
tiene belleza universal.

¿Dónde buscar el silencio del cielo?
El laberinto me está aterrando.
Empiezo a parecerme a esos leones de zoológico
que arrastran su imperio en el corazón.

PUMA DE ZOO

Las garras en cautiverio
las fauces abiertas
colmillos sin destino
ojos felinos sin montes
ni tierra que se rasgue.
El hombre sólo pasa.
No intuye el mal
en tu ser inerme.

El hombre sólo pasa
y se va.

Sus pies seguirán pisando
el mismo suelo
de idéntico modo.

Llevaré tus ojos
tus colmillos soberanos
tu pelaje de ósea raíz
de regreso al monte.
Escalaré el crepúsculo
y te veré correr
en tu morada.

El hombre sólo pasa
y se va.

Ignora que esta noche
sangrará en sueños.

4/3/10

COLORES DE LA ROCA

Salto del Agrio. Neuquén

FACETAS DE LA ROCA III

Río Agrio. Neuquén

FACETAS DE LA ROCA II

Rocas volcánicas, orillas del Río Agrio. Caviahue

FACETAS DE LA ROCA I

Cascadas del Río Agrio. Caviahue

HACIA EL FUEGO DE LA TIERRA

Cráter del volcán Copahue. Neuquén

RENACER DE LAS CENIZAS

Copahue. Neuquén

ANTÍTESIS

Roca volcánica en Copahue. Neuquén

ARBOL-CIELO

Pehuén (araucaria araucana). Caviahue. Neuquén

ALBA

Es el despertar. El alba. O un chasquido en el corazón, una lengua que renueva la sangre. El latido zumba en cada rincón de la casa. Abrir un ojo, otro, y alumbrar los sitios nítidos de la mañana con los huesos frescos del sueño. Desarmo cada objeto sobre la mesa con una luz nueva y la ventana cambia su color. Hay la serpiente está asilada en algún pajonal de la casa. Y mis manos no se agitan en su búsqueda; su luna se consume calma en el día. Las citas son un momento sin el alma, los relojes saben abandonar mi piel cuando deseo recostar el húmero en las costillas de mi morada. Y el cielo es horizonte que yace sobre el cuerpo poseído. El fluído atraviesa las venas, la médula intensa en su presencia. La garganta abierta, un fruto. Elijo estas semillas del lecho y comienzo los ritos cotidanos.