25/4/10

ABISMO DE AGUA

La densidad de las hojas en los árboles pronto no estará. La bruma de la pequeña tarde llega a la ventana y una claridad adusta rodea mi cuerpo. Hay un llano increíble de años en mis manos y donde miro brillan lunas cíclicas, plateadas o broncíneas. La carne del día me abraza y sujeta para que no mire tras mi espalda. Delante, una nueva fuente de luz no termina de abrirse nunca. Intuyo una boca de jazmines y peces en túnel al mar de soles desconocidos. Una boca de fruta cambiante. No logro digerir esta fruta. Es demasiado viscosa, demasiado dulce, demasiado fruta para ser sólo una fruta. Es recta y curva, sinuosa y aceitada, caliente, y si la tomo se vuelve gélida. Otra vez la boca de jazmines y peces se abre en aros concéntricos encerrando un pozo infinito de agua. Un absimo de agua me espera y la ronda que no detiene su danza me lleva al precipicio acuático.
Miro por la ventana. Los árboles ondean un poco bajo el peso del otoño. Habrá que esperar a que caigan las hojas.

No hay comentarios: