25/6/12

AUSENCIA DE PALABRA












El latido resbala lento
hasta el piso.
Adolece de palabra.
Flota débil entre voces,
vorágine sin isla.
Trepa árboles nudosos
que lo nutren de verde-verde.
Choca con ángulos estremecidos
y se redondea en ocio vagabundo.
Cae por huecos azulados
y paraliza su ritmo.

Sin la palabra.

Salta, ebrio de ventanas
hasta la garganta.
Rebuzna. Grita.
Sitia el nudo negro
que tiraniza su encierro.

Mata la palabra.

Se acurruca entre los huesos
y las redes venosas.
Arranca desde los cuerpos
al encuentro de su par,
y en la explosión que anula tumbas
alivia su hambre.
Duerme en las manos.
Devora hormigones de siglos.
Cava túneles en la inmundicia.

Gutural / Sin palabra.



22/6/12

PEZ DE SILENCIO


Pintura de Laura Amar












Tengo un pez de silencio en la boca
que mastico y no digiero.
No lo sostiene mi lengua.
Intento detener su viaje en mis venas.
Invade voraz mi estómago.
Me acecha entre los muslos.

Alivio.
Descansa sobre la mano.
Regalo del mar
que aligera mis aguas.
Tranquilidad infantil
en la cueva marina.

Otra vez ácido en la garganta
la cortina de acero en las pupilas
el hedor en la nariz
el pelo eléctrico que danza cruel.

El pez de silencio asoma.
Me exhibe.
Ama las paredes frías
la muerte de la palabra
la ira del padre demoledor.
Desafía mi vientre.
Ríe espantoso y soberbio.
Me exhibe
en la calle universal
de los desamparados.

19/6/12

HILOS SIN ENLACE


Desde el borde de la mano se extienden hilos.

Se enredan en su terco aislamiento
o entablan conversaciones lánguidas con el cuerpo
abandonado en la celda más remota del tedio.
Atan los pies con las muñecas, y los nudillos
se agotan en el puño que no logra cerrarse ni abrirse.

A veces penetran desde las plantas hasta los pelos
en viaje vertical intenso, casi agresivo,
golpeando el cerebro -máquina. Lo aturden,
lo lubrican para fluir entre el rojo y el azul.
Lo obligan aunque exhale noes redondos.

Otras, hamacan partículas transparentes suaves
que ruedan lentas y aéreas en todas direcciones.
Las envuelven en un clima curvo y blando, descanso
para los ojos asfixiados de tantos silencios.
Un juego. Sólo un juego que se angustia
en la última partida, cuando las pequeñas esferas
estallan en el muro corrosivo del cinismo.

¿Un juego que nadie sabe jugar?

Y los hilos flotan desde el borde de la mano
hacia el origen de qué mar, de qué cielo
-cuál es la pertenencia, cuál el ser y el hombre
unidos en el cuerpo. Todo se corrompe
en la tierra apisonada por siglos.
Bajo los pasos se reproducen voces enterradas.
Su sangre cava túneles desesperados
que se encorvan y enderezan atraídos por la luz-
Una luz –debe haber una luz-
                   -la espera es movimiento
                   pero sigue siendo espera, ya visceral-
Una luz -¿ debe haber una luz?-

Nadie sabe azular paredes que trepan veloces
colgándose de cielos temibles ¿hacia dónde?

Desde el borde de la mano nacen
más hilos tenues, largos, infinitos, sin enlace,
con ansia que aumenta y agobia los huesos trajinados.
A su lado otros bordes de manos tienen agujeros viejos.
Manos grises y secas, sin hilos posibles,
como puertas sin goznes muertas en el piso.

A medio camino la desesperación, el no,
el grito que arranca desde la fuente océano.
Allí se reflejan los ojos espantados y fijos.

17/6/12

EL PERRO ATADO


El perro está atado a la luz
y al amo.

Mira indigente a su protector
con desnudez animal
que lo anula.
Oye llamados
desde el mundo luminoso
pero su hocico de muecas acumuladas
lo obligan a contentar al dueño.

Y está atado a la luz
y al amo.

Sus colmillos de silencio
quieren rasgar la luz
aniquilar al amo
hundirse en un sueño fetal.
Pero debe comer
someterse al hombre
también alimentar su cadena-luz.
En guardia, intuye el mar
en el círculo dorado
sobre su cabeza.

Pero está atado a la luz
y al amo.
Sin fuga posible.

EL GESTO


Las piernas crecen en la baldosa, se afilan,
y los cuerpos yerguen huracanes escondidos.
Se inmolan los brazos a la quietud de la marcha.
Hay perros que abrigan su angustia en los amos
y caminan con nidos de luz, los hocicos bajos,
siempre adelante, hasta ahogar la luna en sus lenguas.
Ruedan autos que nunca se detienen en el  mundo blando.
Y las cabezas se defienden con pelos o calvicies,
austeras en sus movimientos, como pesadas bolas,
cajas de contenido demente, aullido que devora
camas en noches insomnes y desnudas.
Piedra con raíces medulares la garganta,
fruta henchida en el verano sepultado.
Una sola manera de mirar, de responder,
de escuchar el silbido del viento.
Una sola manera de abrir la puerta.

Y en el aire amaestrado por manos áridas
va naciendo un hálito
que da a luz el gesto irrepetible
en la cara irrepetible
sin injuria ni absolución.

Un mar mudo en los ojos ante el sol que se revela
y los labios sumergidos en la textura del cielo.

Fui testigo del gesto.
Ahora , la acusación.

LLUVIA


En esta noche la lluvia es un bálsamo.

Aguanta la agonía de la mirada
sobre los trastos cotidianos.
Lava el polvo de la piel ennegrecida
y llega reparadora
al convite silencioso de mis huesos.

Ah, lluvia inaudita, hacedora de puertas
en la noche de mis pupilas.