28/8/08

SURCO NUEVO

La fuente se abre en pétalos de luz.
Hay un surco nuevo en la tierra
y alguien comienza a desplegar un ala.

Mucha oscuridad aún opaca el brillo
del nuevo vuelo
cuando una risa quiere aflorar
es difícil vencer la mueca del fracaso.
La tristeza cubre la llanura del corazón,
pero en su volcán brilla el color del fuego
y la tierra en lo más hondo canta
el asombro de lo fértil,
no quiero llover más fuentes vacías
no quiero llover más un amor ciego
no quiero llover más un llanto inútil
no quiero llover más lealtad despedazada
en la ventana.
La lluvia de sangre o de fuego o de trueno
del dolor que taladra el centro alma
debe acabar hoy.
No cabe en mí sien más
que querer entregar lo mejor
al menos un papel nuevo
en blanco, al menos el sol de alba
en mi mano.

Vuelan a veces pájaros de fuego
que me queman el cerebro con su ira
que me surcan el sol del corazón
y con todo el impulso del ser
los arranco y exilio
y quedo exhausta.

Debo aprender a seguirte
debo aprender a fluirme
en tu cuenco
y descansar en vos.

EN ESPERA

Estoy en espera
de algo que sólo Hashem sabe
cuando el misterio crece en mi interior
Hashem sabe
esta conciencia infinita de toda realidad
ein od milvadó que se oculta
tras el velo de mis ojos.
Esa conciencia que desde siempre sé
sabe lo que nadie sabe hoy.
El sabor del misterio de la vida
la incertidumbre que nos hace hombres
el no saber y el querer saber
la mente desea buscar más profundo
y hasta dónde
el límite se impone
y muestra que nada está en nuestro alcance
sólo somos hombres extasiados ante la vida,
respiramos, gozamos y sufrimos
pero antes que nada agradezco
tener Tu conciencia dentro de mí,
saber que por Vos vivo
y recorrés el ritmo de mi sangre,
las venas pulsan, los ojos ven
y no hay nada fuera de Vos
que no me impulse a vivir
cuando el deseo de fundirme
llena la mente y el corazón.
No sé el veredicto,
y esto me mantiene
más cerca de Tu conciencia
y soy Tuya, soy Tu elemento
en parte me anulás a Tu deseo
y tengo que entregarme,
y sé que no sé.
Y sé que debe ser así.

Hashem: el nombre, en hebreo, se refiere a la divinidad sin usar un nombre específico.
ein od milvadó: no hay nada fuera de El.