2/7/18

MI AGUA Y TU FUEGO

Entre tu intermitencia y mi constancia
intento aletearte y llegarte sin raíz
hasta tus frondas
buceo entre tu aire tu fuego 
y el agua
nos arrastra mar adentro
no nos alejemos de las rocas te digo
me decís nadá, el mar está tranquilo

-aunque nunca se sabe 
lo que es tranquilo
debajo de mi agua y tu fuego-

hoy me puse las patas de rana y la máscara 
la fuerza de mis muslos  
me vuelve poderosa
con ágiles brazadas te alcanzo
y te sobrevuelo
en la cuna del agua 
me dejo flotar como una hoja 
sobre tu tronco 
y me siento a salvo ahora
no me medís con juicios
nos mecemos en la fusión del agua
donde podemos reposar 
al final de los duelos
es hora de olivdar tanta muerte
los dos lo sabemos

-aunque esto no tiene olvido
el útero recuerda cada día 
pequeños ataúdes de los hijos-

dejándonos llevar por el vaivén 
no existen pliegues
no hay llanto que el mar no haya tragado
no hay sangre que no haya fundido en su agua
la levedad nos reencuentra
fusionados en el nado

y ya no es tan difícil
llegar hasta tus ojos
los míos son de agua 
los tuyos de fuego


EXTRANJERA DE MI MISMA

Me salí del lugar indicado
en toda edad
la estructura bien parida
que nos delimita en una cueva 
un pequeño espacio de luz
cual caverna platónica
tuve que salir a buscar
otro origen
extranjera de mí misma
suelo encontrar un sitio
que pareciera para mí
donde me paro y nazco otra vez
desde un túnel estriado
un reflejo de luz en las hojas 
como un vaivén de olas
que pretende resfrescar 
la premura de la vida que se va
mientras algunos siguen tocando de taquito
sus bellos temas de amor
en casas sin hogar.

Ser combustible en mi propia madera
mis leños crepitan
en ese quemar 
voy desapareciendo
de la Laura que fui
para ser en alacielo
agua primigenia
cebolla y sopa de verdura
garra de gato en una alfombra
un mate tras otro 
mirada de encuentro 
al morir la tarde
algún aroma de la piel ida
tejido muerto expulsado
en un bidet
tanto hueso y músculo
hueco anclado hacia el amor
células anestesiadas
canto de semilla
que se pudre en tierra
tallo que emerge a veces
y vuelve a morir
en el árido suelo
y la luna tirita
en el frío invierno de la mente
mientras sale el sol 
otro día más lleno de latidos
o muerte en los objetos
deshabitados.

Deshabitada en tanta ausencia
por años mirar un espejo sin cara
vidas ínfimas de microscopio
y llegar a certezas donde no hay
más que vacío pleno de ser
en este cuerpo
ser en el vacío
que nos deja mudos.