31/7/09

Serie del mar



Acantilados de Mar del Plata

Serie: Bocas de la roca


Camino a Villavicencio. Mendoza

TU ESENCIA EN MI ALMA

No hay luz
sino Hashem
que permanece en cada latido
que permanece en el dolor
o en el amor esencial de hombre y mujer.
No hay más que eso
Hashem nos busca
nos mira nos sacude nos sorprende
en su milagrosa forma de mostrarnos la vida.
Mi vida está signada
por un par de alas que me elevan
y sobrevuelo el mundo.
Cuando descanso
a veces sucede
que no puedo hacerlo
porque hay demasiada oscuridad
demasiada hipocresía
la verdad se cubre de capas de acero
necesidades terrenales ahuyentan la fusión.
El mundo hiere el ego una y otra vez
y desentraña algún tipo de voz
aquella que nos rige según ley natural
como el sol de cada mañana
y el fluir de los ríos.
Sabé el punto dentro de mí
para dilucidar esta trama espesa a veces
a veces suave
tibia o cubierta de esquirlas de acero
que es la vida
sabé que todo es para revelarTe
habitar un ínfimo sitio de luz.
Un llanto único Te reclama
y es aquel que quiere Tu esencia
Cuando nadás en mí
sé que late la vida
y me rijo porque estás
y llovés Tu esencia en mi alma.

Hashem: en hebreo, el nombre, se refiere a la divinidad

8/7/09

LUZ-LUNA


Antes de irse a dormir, ella miró el piso de la cocina; no se dio cuenta hasta ese momento de que esa luz reflejada no era la ventana del vecino, sino la luz de la luna. Entonces, tuvo un recuerdo de la conmovedora luz de luna que rasgó tantas veces sitios de dolor fijo. Allí por fin se producía un quiebre de la realidad, y se abrían otras esferas más nítidas y profundas, donde no participaba el juicio humano, ni los proyectos, ni los deseos. Tuvo la vivencia de ese recogimiento íntimo que sólo se activaba con luz de luna, moonlight, no había como el inglés para expresarlo, la luz-luna. Plateada y blanca, redonda, fría pero aún cálida, envolviendo todo su ser femenino oculto durante el día. No había duda, sólo la luz-luna develaba esa fuente de paz nocturna, donde los silencios diurnos caían, las máscaras visibles se disolvían ante la simple belleza blanca-gris brillante de esa perla única del cielo. Y en la oscuridad fría de esa noche de julio, el largavista descubría las manchas y cráteres de su superficie. Su vida se afirmaba en fases diversas y multifacéticas, donde a simple vista resplandecía la plenitud de una blancura brillante, pero en detalle la belleza se completaba en cráteres, claroscuros, relieves inexplorados, y hasta el lado oscuro mantenía su misterio de siempre, que no intrigaba ni aumentaba el deseo, sino que simplemente permanecía así, como un misterio intrínseco y esencial a ella misma, sin expectativa ni seducción. Y en el callado mar del cielo, la luz-luna destilaba su pacífica miel blanquecina, acunando la noche que se adentraba en el alma.

6/7/09

Serie: Bocas de la roca



Mirador. De Uspallata a Villavicencio.

Serie: Lenguas de nieve


Parque Aconcagua

Serie: Colores de la roca


Camino a Parque Aconcagua

Serie: Bocas de la roca


Puente del Inca, Mendoza

Serie: Ventanas de la roca


Puente del Inca, Mendoza

Serie: Bocas de la roca

Puente del Inca, Mendoza

HACIA EL SHABAT


Todos estamos en la búsqueda de nuestra fuente. La fuente que nos alimenta y nos hace respirar, por la cual cada una de nuestras células pulsa, y las venas son recorridas por la sangre a lo largo de una vida kilómetros incontables. Todos queremos conectar nuestro vacío de alma con el vacío universal. Algunos son conscientes y otros no, algunos lo hacen con profundidad y otros husmean en la externalidad de la vida para ver de qué se trata.
¿Quién puede decir que nunca se miró al espejo sin reconocerse, que nunca dudó de sus certezas? ¿Y por qué? Porque la fuente nos llama, la esencia de nuestra alma está allí para atraernos, porque somos caminantes y cambiamos a lo largo de la vida, nadamos en las maravillosas aguas de la vida, a veces buceamos y a veces nos quedamos en la superficie, extasiados ante tanta belleza.
No se trata de dejar todo y sacar un boleto de avión para lograr este estado. Es justamente en los intersticios de la vida cotidiana que caemos en esos cielos purificantes y podemos captar ese brillo del sol.
Cuando estamos inmersos en un mar de preocupaciones, a veces nos despierta un llamado interno, y como a través de un ojo de cerradura iluminado desde el otro lado gritamos hacia la luz que nos rescate.
Cuando el día se vuelve Shabat vivenciamos esta luz. Se abre una nueva puerta desconocida en la semana. Empieza el Shabat. Shabat shalom, la integridad como fruto que completa un ciclo. La luz de las velas crea un sitio nuevo donde reposar la mente. En Shabat se crean espacios reparadores que unen la desconexión semanal. Shabat es un manantial que refresca el alma y el cuerpo. En Shabat Hashem nos habla de otro modo, su palabra se ilumina con otra luz. Shabat es el deleite y la paz. Llenate de Shabat.