7/4/15

NATURALEZA MUERTA



Naturaleza muerta este rincón que blando
desde el absoluto hueco del cuerpo.
El último baluarte está por aplastarme
y apenas me doy cuenta.

Todas las raíces lloran su sitio
de podredumbre e inanición.
Frente al pájaro anida la serpiente
y otra vez ayuno las manos del mediodía.

Acabar la ilusión sería tarea noble:
el café que el otro día tomamos
y la imagen repetida de cine.

Llanas palabras se deslizan sobre el cuerpo,
no hay más cuerpo que el de la memoria,
sensual y etéreo, olvidado
que hoy se nutre de piedras acariciantes.

Qué llanura tan vil se extiende a mis costados
lindante con el cielo que resquebraja su azul
en mis ojos neutros, asediados pacíficos.

PAISAJE SUMERGIDO


El poema es inútil hasta el fondo de la cara
ruge sus palabras sin apuntar cuerpos.

No tiene arma para silenciar los pasos.

Ya no es ningún asesino.



Engendro manos sin versos ni páramos.

Los frutos revientan en los veranos sus dulzores

sin que nadie cante un salmo para el cielo

en los atardeceres del agua quieta.



Qué fusión se produce en los sitios azules

cuando todo late a través de una sola mirada

y se conjuga la hipnosis del fuego

en los huesos que mañana volverán a ser.



Países de injurias y extenuados amores

las bocas que atemorizan o retroceden

hacia la oscuridad. Los perros

no entienden su lengua escarchada.

Y la semilla siempre llega a la tierra.



Cítricos días de humedad bajo el sol de los árboles

danzan el rito de las amapolas,

las ciudades submarinas mudas de siempre.

Y en los bosques aúlla el silencio del campo.



Sólo es clarividente la hoz

o esos troncos de la casa eterna.

Los coihues de misterios lacustres

no llorarán las palabras de la montaña,

esfinge extrema habitada por pájaros.

Ningún arma de luz te penetra

y vivís en el fuego y en el agua.