29/9/22

OSAMENTA

me perdí en mi propia fortaleza

donde aprendí muy bien 

a sobrellevar el yugo de mi deseo

mis ojos eran dos lámparas encendidas

en la angosta calle que elegí

de una casa que nunca dio fruto

y sí tumbas


los huesos son brasas quemantes 

en la garganta

no pueden escupirse

no pueden parirse

mientras el aceite del alma 

da combustible a la sangre expulsada 

algo empieza por fin a quebrarse

para desnudarme del lastre

y que sólo quede

la osamenta verdadera

la lengua la sangre 

cráneo y sacro

la que soy 

la que vine a ser