Te llamarán a través de las
puertas
y nadie sabrá nada.
Dónde estás.
Tu voz quedará en las llaves.
Pero no oirán
ni siquiera los días de luz
ni cimas de razón o claridad.
Te adivinarán dios o silencio
una sombra tenue tras el árbol
un enigma bajo la piedra.
Y no sabrán de vos
ni de tus huesos
transparentes.
hundir el ojo
al azar
cuánto y qué poco
y cuánto
esto no se sabe.
Las muertes son tan pequeñas
tan pequeñas las sombras
y las sillas tan quietas
y los bancos sin plazas.
nadie advierte
esta abertura
este hueco
ojal sin hilo
Y nadie ve
el sutil anuncio.
Las caras
asilan muertes.