17/6/12

EL PERRO ATADO


El perro está atado a la luz
y al amo.

Mira indigente a su protector
con desnudez animal
que lo anula.
Oye llamados
desde el mundo luminoso
pero su hocico de muecas acumuladas
lo obligan a contentar al dueño.

Y está atado a la luz
y al amo.

Sus colmillos de silencio
quieren rasgar la luz
aniquilar al amo
hundirse en un sueño fetal.
Pero debe comer
someterse al hombre
también alimentar su cadena-luz.
En guardia, intuye el mar
en el círculo dorado
sobre su cabeza.

Pero está atado a la luz
y al amo.
Sin fuga posible.

EL GESTO


Las piernas crecen en la baldosa, se afilan,
y los cuerpos yerguen huracanes escondidos.
Se inmolan los brazos a la quietud de la marcha.
Hay perros que abrigan su angustia en los amos
y caminan con nidos de luz, los hocicos bajos,
siempre adelante, hasta ahogar la luna en sus lenguas.
Ruedan autos que nunca se detienen en el  mundo blando.
Y las cabezas se defienden con pelos o calvicies,
austeras en sus movimientos, como pesadas bolas,
cajas de contenido demente, aullido que devora
camas en noches insomnes y desnudas.
Piedra con raíces medulares la garganta,
fruta henchida en el verano sepultado.
Una sola manera de mirar, de responder,
de escuchar el silbido del viento.
Una sola manera de abrir la puerta.

Y en el aire amaestrado por manos áridas
va naciendo un hálito
que da a luz el gesto irrepetible
en la cara irrepetible
sin injuria ni absolución.

Un mar mudo en los ojos ante el sol que se revela
y los labios sumergidos en la textura del cielo.

Fui testigo del gesto.
Ahora , la acusación.

LLUVIA


En esta noche la lluvia es un bálsamo.

Aguanta la agonía de la mirada
sobre los trastos cotidianos.
Lava el polvo de la piel ennegrecida
y llega reparadora
al convite silencioso de mis huesos.

Ah, lluvia inaudita, hacedora de puertas
en la noche de mis pupilas.