17/6/12

EL GESTO


Las piernas crecen en la baldosa, se afilan,
y los cuerpos yerguen huracanes escondidos.
Se inmolan los brazos a la quietud de la marcha.
Hay perros que abrigan su angustia en los amos
y caminan con nidos de luz, los hocicos bajos,
siempre adelante, hasta ahogar la luna en sus lenguas.
Ruedan autos que nunca se detienen en el  mundo blando.
Y las cabezas se defienden con pelos o calvicies,
austeras en sus movimientos, como pesadas bolas,
cajas de contenido demente, aullido que devora
camas en noches insomnes y desnudas.
Piedra con raíces medulares la garganta,
fruta henchida en el verano sepultado.
Una sola manera de mirar, de responder,
de escuchar el silbido del viento.
Una sola manera de abrir la puerta.

Y en el aire amaestrado por manos áridas
va naciendo un hálito
que da a luz el gesto irrepetible
en la cara irrepetible
sin injuria ni absolución.

Un mar mudo en los ojos ante el sol que se revela
y los labios sumergidos en la textura del cielo.

Fui testigo del gesto.
Ahora , la acusación.

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