15/12/09

Serie: Colores de la roca

Rocas del Río Atuel. Mendoza

14/12/09

EN ESTOS DÍAS MIS PIES


El surco que voy haciendo estos días
es el que me conduce hacia la fuente cierta
hacia aquella mano que me impulsa y me acaricia
el signo que mis pies buscan hace tiempo.

Los pies anudan sus raíces
crezco un poco y retrocedo
descanso bajo las frondas y ramas que me abrazan
deshago el cielo en un abrir y cerrar de ojos.
Recojo una piedra, un detritus de la playa
veo una señal en el horizonte oscuro.
Hay días de viento
de viento feroz
días en que cuesta estar de pie
días en que prefiero saltar y correr,
o donde el alma nada a ras del mar.
Noches de sueño insaciable
bosques verdinegros
y lugares húmedos y cálidos.
Construyo los pies
desde mi cabeza
desde el corazón-fuenteluz.
Es firme mi andar, es tembloroso
es rutilante o discreto
va sacando sonido a la playa
es un son extenuante
o trino de pájaro
sólo quiero un sitio de luz que nos inunde
sólo dar y recibir dar y recibir
en fluidez de la fusión
un haz de luz en el cerebro
sístole y diástole en sangre lenta
y que el cuerpo sea sólo un instrumento
un perfecto recipiente de uso exclusivo
para Tu Revelación.

30/9/09

Serie del mar


Acantilados de Mar del Plata

SURCOS




Hubo amores
que hoy son pequeños surcos
en el cuerpo
mitigadores del dolor
ínfimos poros sanguíneos
que sacian la lágrima.
Surcos que se extienden
a lo largo de las piernas
y aman los árboles
con el alma colgada de la piel.
Ellos alimentan las batallas
cotidianas, las paredes áridas
de la casa de infancia
el soliloquio feroz de la noche.
Soportan el núcleo de espera
en la mudez del ser
su espasmo cíclico de muerte.

Verter el día a través de los surcos
es la misión íntima del cuerpo
el destierro de la fiera regresiva
el triunfo de la mañana
sobre la tierra de la mente.

El perdón es su obra.
El alma es ese mar de luz
cuando los surcos la encauzan.

4/9/09

LA LLANURA



Algunos rotan sus vidas 180 grados.
O jamás salen de la llanura.
El cielo retorna a su origen.
¿El hombre puede retornar al cielo?

Mañana.
Desayuno. Ayuno.
Trabajo.
La máquina se descompone.
Un dolor. ¡Te invito a cenar!
Visita al médico.
Tal vez un infarto. Y ya.
El molde funciona
se deshace y rehace.
La llanura cabalga sobre sí misma
destroza la tierra hasta la esterilidad.

Señor,
¿hay despertadores de almas?
Voy a comprar uno para unos conocidos
que habitan la oscuridad de la llanura.
sin sangre para el cielo.
¡Sangre! ¿Para quién?

Salí de una batalla que sólo Di-s sabe
y rugí en el viento hasta vaciarme
y llenarme
con el sol ardiente de las almas.
Trabajo en una columna infinita
que taladra la llanura.
A veces aletea un pájaro
o serpea una víbora.
Deshago un hilo sagrado
lo examino en éxtasis
y lo vuelvo a su origen.

¿Quién se atreve a ladrarme desde la llanura?
¿Qué ignorante puede maltratar mi devoción
mientras arrastra su pobreza de alma?
Y esa sangre, ¿a dónde va?
¡Despiértense, cobardes, porque ya les llega la muerte!
Despierten, porque están a mil años luz
y los extraño.

31/7/09

Serie del mar



Acantilados de Mar del Plata

Serie: Bocas de la roca


Camino a Villavicencio. Mendoza

TU ESENCIA EN MI ALMA

No hay luz
sino Hashem
que permanece en cada latido
que permanece en el dolor
o en el amor esencial de hombre y mujer.
No hay más que eso
Hashem nos busca
nos mira nos sacude nos sorprende
en su milagrosa forma de mostrarnos la vida.
Mi vida está signada
por un par de alas que me elevan
y sobrevuelo el mundo.
Cuando descanso
a veces sucede
que no puedo hacerlo
porque hay demasiada oscuridad
demasiada hipocresía
la verdad se cubre de capas de acero
necesidades terrenales ahuyentan la fusión.
El mundo hiere el ego una y otra vez
y desentraña algún tipo de voz
aquella que nos rige según ley natural
como el sol de cada mañana
y el fluir de los ríos.
Sabé el punto dentro de mí
para dilucidar esta trama espesa a veces
a veces suave
tibia o cubierta de esquirlas de acero
que es la vida
sabé que todo es para revelarTe
habitar un ínfimo sitio de luz.
Un llanto único Te reclama
y es aquel que quiere Tu esencia
Cuando nadás en mí
sé que late la vida
y me rijo porque estás
y llovés Tu esencia en mi alma.

Hashem: en hebreo, el nombre, se refiere a la divinidad

8/7/09

LUZ-LUNA


Antes de irse a dormir, ella miró el piso de la cocina; no se dio cuenta hasta ese momento de que esa luz reflejada no era la ventana del vecino, sino la luz de la luna. Entonces, tuvo un recuerdo de la conmovedora luz de luna que rasgó tantas veces sitios de dolor fijo. Allí por fin se producía un quiebre de la realidad, y se abrían otras esferas más nítidas y profundas, donde no participaba el juicio humano, ni los proyectos, ni los deseos. Tuvo la vivencia de ese recogimiento íntimo que sólo se activaba con luz de luna, moonlight, no había como el inglés para expresarlo, la luz-luna. Plateada y blanca, redonda, fría pero aún cálida, envolviendo todo su ser femenino oculto durante el día. No había duda, sólo la luz-luna develaba esa fuente de paz nocturna, donde los silencios diurnos caían, las máscaras visibles se disolvían ante la simple belleza blanca-gris brillante de esa perla única del cielo. Y en la oscuridad fría de esa noche de julio, el largavista descubría las manchas y cráteres de su superficie. Su vida se afirmaba en fases diversas y multifacéticas, donde a simple vista resplandecía la plenitud de una blancura brillante, pero en detalle la belleza se completaba en cráteres, claroscuros, relieves inexplorados, y hasta el lado oscuro mantenía su misterio de siempre, que no intrigaba ni aumentaba el deseo, sino que simplemente permanecía así, como un misterio intrínseco y esencial a ella misma, sin expectativa ni seducción. Y en el callado mar del cielo, la luz-luna destilaba su pacífica miel blanquecina, acunando la noche que se adentraba en el alma.

6/7/09

Serie: Bocas de la roca



Mirador. De Uspallata a Villavicencio.

Serie: Lenguas de nieve


Parque Aconcagua

Serie: Colores de la roca


Camino a Parque Aconcagua

Serie: Bocas de la roca


Puente del Inca, Mendoza

Serie: Ventanas de la roca


Puente del Inca, Mendoza

Serie: Bocas de la roca

Puente del Inca, Mendoza

HACIA EL SHABAT


Todos estamos en la búsqueda de nuestra fuente. La fuente que nos alimenta y nos hace respirar, por la cual cada una de nuestras células pulsa, y las venas son recorridas por la sangre a lo largo de una vida kilómetros incontables. Todos queremos conectar nuestro vacío de alma con el vacío universal. Algunos son conscientes y otros no, algunos lo hacen con profundidad y otros husmean en la externalidad de la vida para ver de qué se trata.
¿Quién puede decir que nunca se miró al espejo sin reconocerse, que nunca dudó de sus certezas? ¿Y por qué? Porque la fuente nos llama, la esencia de nuestra alma está allí para atraernos, porque somos caminantes y cambiamos a lo largo de la vida, nadamos en las maravillosas aguas de la vida, a veces buceamos y a veces nos quedamos en la superficie, extasiados ante tanta belleza.
No se trata de dejar todo y sacar un boleto de avión para lograr este estado. Es justamente en los intersticios de la vida cotidiana que caemos en esos cielos purificantes y podemos captar ese brillo del sol.
Cuando estamos inmersos en un mar de preocupaciones, a veces nos despierta un llamado interno, y como a través de un ojo de cerradura iluminado desde el otro lado gritamos hacia la luz que nos rescate.
Cuando el día se vuelve Shabat vivenciamos esta luz. Se abre una nueva puerta desconocida en la semana. Empieza el Shabat. Shabat shalom, la integridad como fruto que completa un ciclo. La luz de las velas crea un sitio nuevo donde reposar la mente. En Shabat se crean espacios reparadores que unen la desconexión semanal. Shabat es un manantial que refresca el alma y el cuerpo. En Shabat Hashem nos habla de otro modo, su palabra se ilumina con otra luz. Shabat es el deleite y la paz. Llenate de Shabat.

19/6/09

ESTRELLAS ARDIENTES




Noche cerrada. Apenas se distinguen las sombras. Sólo hay unos cristales que refulgen encima de nuestras cabezas, mientras caminamos en un camino oscuro, salpicado de figuras negras de árboles y matas. Algo puede intuirse entre las sombras, y puede ser un hilo de luz. Sólo los cristales refulgen, se ven como racimos abigarrados de uvas morado oscuro, que brillan en su piel y dejan adivinar sus esféricas superficies. Estrellas ardientes. No son como en la ciudad. Son almas que se suspenden en el cielo de la noche serrana. Son piedras que aparecen y desaparecen a medida que aguzamos la vista en la oscuridad, y surgen nuevas. Una ensambla a otra, en una cadena de fusión, en un tejido mullido y aterciopelado donde poder acostarse y descansar. Una cúpula de inmensidad deslumbrante que podemos atesorar en cada latido. Van rodando una a una dentro del alma, para fundirnos en esta única mirada extasiada. Mirada que nunca alcanza. Mirada que se vuelca hacia el alma cuando se inunda de la noche incendiada de estrellas. Y mientras caminamos, te miro sin verte, me miro en la fuente de la bóveda que nos abarca, nos miramos en una calidez poco frecuentada, en una tibieza de unión fraterna.


En San Marcos Sierras, Las Rosetas

11/6/09

LOS JASIDIM DE ANTES

Los jasidim de antes
sumergían su cara a pleno
en ein od milvadó
vivían signados en este paradigma
que hoy surca a muy pocos.
Presos de la externalidad del mundo
nos hundimos en máscaras
de lo que debería ser
nos olvidamos de lo que es.
Encarcelados por juicios y mandatos
nuestros pequeños oasis de materia
en nuestro propio ombligo nos paramos
a tirarle dardos a cualquiera que ose mirar
nuestra intimidad –algo que todos pueden ver-
la verdadera intención del ser.
Escojo el meridiano que puede regir mi conducta
y vivo signado por mundos externos
o vivo la verdadera vida de Hashem.
Aquello que se espera de mí
aquello que yo quiero dar
o recibir
quién es yo
un mero reflejo de mi ego
o el eje inalterable que sostiene mi vida.
La existencia de todos está desnuda
y aún nos atrevemos a defender viejos hábitos.
Los jasidim de antes
están mirándonos perplejos,
en la soledad de sus almas
nos susurran cada noche
palabras únicas
que olvidamos cada día.
Nos quieren arrojar a nuestra fuente
empapar el cuerpo en la inagotable luz.


Jasidim: plural de jasid, hombre que ha alcanzado un nivel espiritual muy puro por su comportamiento jasídico, de jesed, bondad, en hebreo.

ein od milvado: no hay nada fuera de El.

Hashem: el nombre, en hebreo. Se refiere a la divinidad.

19/3/09

LA TEFILA


El leopardo se lanza sobre el alma desde el muro más alto. Embiste a su presa en forma feroz, sus colmillos desgarran cada tefila que intenta elevar. Un zarpazo más y llega al corazón, preciado fruto. Glorioso en su triunfo, se sienta sobre sus ancas, relamiéndose luego de saciar su voracidad, con los ojos atontados por el cansancio de la lucha. El alma despierta después del letargo animal, intenta otra vez más la conquista de la luz. Se eleva a través de alas transparentes, extiende sus hilos plateados hacia el cielo. No intenta luchar, sino extremar su luz en la calidez de la mañana, cuando el cielo tiende su manto azul lentamente sobre el mundo. Una meditación profunda eleva su mente. Ahora una sinuosa serpiente se desliza hacia su erguido cuerpo, trepa gélida desde sus pies envolviendo su tronco y brazos para dar la mordida final; el veneno se filtra en el pensamiento y mata el ardor del pequeño rezo. Otra vez las alas despliegan su potencial y extreman su fuerza sobre el mundo, hacia el canal de luz verdadero. Una manada de toros impide su vuelo y la extenúa sobre la llanura apagando su fuego. Tras yacer días enteros sobre la tierra seca, es realimentada por un cauce de agua fresca, y se eleva nueva, con espíritu fuerte sobre el mundo. En su viaje, remonta el cielo del atardecer, y lo surca hasta el sol. Sus alas son de plata transparente, y lleva violetas del último invierno, alimentadas por el rocío. En una maniobra audaz traza el horizonte, y lo trasciende.
Tefila: rezo, plegaria, en hebreo

LAS QUE ESTÁN

Encuentro a cada Laura erguida
contra una extensa pared blanca.
No conversan. No piensan. Sólo están.
Alguien observa y toca sus caras marmóreas.
Deposita rosas a sus pies, hojas blancas,
algo de fruta, cuchillos, un hombre,
una cama tendida, un par de alas,
un televisor, una jaula,
una fuente de música, un día de playa.
El estado pétreo de sus ojos atraviesa
cada cosa con la impasibilidad del fuego.
El viento solar roza las figuras
y comienza una danza giratoria. Ascienden.

Observo sus caras sueltas en el espacio verde y azul.
Se deshacen sus cuerpos y sólo queda un fluido
de olor incólume entre los hombres y mujeres que pasan
con sus actos y sus miserias.
No hay luz ni oscuridad. Sólo un canto
que se eleva por el único invisible canal.

Encuentro a cada Laura erguida en un círculo de fuego
que nace y muere irrepetibles veces
para verme nacer.

3/3/09

AQUÍ, EN SAN CAYETANO


Estoy en un puente donde la vida corre, parte hacia nada o se desplaza curiosamente hacia sus bordes.
Hay un cuento oculto tras mis ojos, inadvertido en el mundo, que está por contarse. Y aquí, en San Cayetano, el viento y la arena gobiernan los kilómetros de playa que insisto en caminar. Los bosques en su sonido fructifican su verde, y el detritus de la pinocha alfombra blandamente el suelo. Me invita a dormir un poco, a soñar hundida en la mullida cama vegetal. Aroma inigualable de pinos, acacias y eucaliptos restituye la confianza del alma. El sol va y viene entre algunas lluvias torrenciales, extremos del verano que limpian algunas fuertes pisadas del año que se fue. La arena vuela moviendo dunas, árboles, y pensamientos aquietados en el tiempo. La arena tapa y deshace junto al mar lejanas vidas, hechos pasados. Las olas lamen la orilla como queriendo borrar, pero sin borrar, como queriendo conocer siempre del mismo modo, irrepetiblemente, el mundo. Hay una plenitud de permanencia en este discurrir, en este diálogo íntimo de orilla-mar-arena-pies que refleja los signos de la existencia: todo es un devenir único que se expresa en una unidad apacible.
Un fuerte tejido reúne mis ojos y el horizonte, mientras la profundidad del mar es siempre la misma, la majestuosa soledad innombrada, la impasibilidad acuática y fluida plena de vida, donde me sumerjo de a ratos y ensayo nadar y volverme una con el agua. Belleza deseada y salvaje del mar, asible de a relámpagos y zambullidas.
Los caminos son menos, el tejido traza uno solo en esta medianía de mi edad, extenso y fuerte, de raíces nudosas e imbricadas que unen agua y cielo, tierra y fuego, una simbiosis solidaria y grácil que ilumina este caminar interminable por la playa.

31/1/09

CICLO

Este derrumbar de paredes
con la mirada
este morir en la exhalación
y nacer frente a los días en blanco
es la ley que rige mi esqueleto.
La hora denota las voces falsas
toda sentencia a media luz
y llaves rotas que alguien me brindó.

Los ojos se consternan.
Otra vez la hormiga y el mediodía ven
este sitio veraz,
las manos que esparcen
columnas de aire en la noche,
la lluvia fundamental en la médula
que el ritmo me dio al nacer.

Si las voces son lisas
y oigo tormentas
si el árbol me habla
y el cielo se mueve en mis brazos
mis pies deberán rasgar este suelo
en cortes sabios
para cada muerte y origen
del ser que albergo.