Naturaleza
muerta este rincón que blando
desde el
absoluto hueco del cuerpo.
El último
baluarte está por aplastarme
y apenas me
doy cuenta.
Todas las
raíces lloran su sitio
de
podredumbre e inanición.
Frente al
pájaro anida la serpiente
y otra vez
ayuno las manos del mediodía.
Acabar la
ilusión sería tarea noble:
el café que
el otro día tomamos
y la imagen
repetida de cine.
Llanas
palabras se deslizan sobre el cuerpo,
no hay más
cuerpo que el de la memoria,
sensual y
etéreo, olvidado
que hoy se
nutre de piedras acariciantes.
Qué llanura
tan vil se extiende a mis costados
lindante
con el cielo que resquebraja su azul
en mis ojos
neutros, asediados pacíficos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario