Entre tu intermitencia y mi constancia
intento aletearte y llegarte sin raíz
hasta tus frondas
buceo entre tu aire tu fuego
y el agua
nos arrastra mar adentro
no nos alejemos de las rocas te digo
me decís nadá, el mar está tranquilo
-aunque nunca se sabe
lo que es tranquilo
debajo de mi agua y tu fuego-
hoy me puse las patas de rana y la máscara
la fuerza de mis muslos
me vuelve poderosa
con ágiles brazadas te alcanzo
y te sobrevuelo
en la cuna del agua
me dejo flotar como una hoja
sobre tu tronco
y me siento a salvo ahora
no me medís con juicios
nos mecemos en la fusión del agua
donde podemos reposar
al final de los duelos
es hora de olivdar tanta muerte
los dos lo sabemos
-aunque esto no tiene olvido
el útero recuerda cada día
pequeños ataúdes de los hijos-
dejándonos llevar por el vaivén
no existen pliegues
no hay llanto que el mar no haya tragado
no hay sangre que no haya fundido en su agua
la levedad nos reencuentra
fusionados en el nado
y ya no es tan difícil
llegar hasta tus ojos
los míos son de agua
los tuyos de fuego
No hay comentarios:
Publicar un comentario