Soy un campo devastado
en Tu guerra que no entiendo
y que nunca termina
un ciclo inacabable
que se come a sí mismo.
El mundo exhibe sus pies marmóreos
y la poesía tiene el vil intento
de ser algo en este polvo,
un martillo que mate la idiotez
y desnude esta carcaza-gente
que muere sin vivir
y vive sin morir.
Estoy sin plenitud
sin árbol
en una lluvia terminal
para que alguien agite mi cara
y me grite
que el milagro ocurre hoy.
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