1/7/08

DESTREZAS INESPERADAS

Sucesiones rítmicas
o ampliaciones del mismo andar
rectas y curvas
trazadas desde el cielo,
límites externos en la nuca.
Recobro el aliento
y simple como el aire
entro en el pozo del sí mismo,
núcleos de retorno al alma.
La luna cíclica
recoge sus amapolas,
disemina las semillas,
las hunde en el agua
cantando en la tierra nueva.

Solía anudar los pómulos
rígidas las manos,
los huesos reblandecidos
por lluvia de tanta sangre,
tanta redención
simiente desperdigada.

Reclamar el núcleo
a gritos, a silencios inmortales,
a rumores cósmicos.
No era la victoria
cotidiana ni guerrera,
no era el día tras la noche
o el latir de las albas
ni el estallido del mediodía
en los ojos acuáticos.
Tal vez un rencor leve
y un reloj interminable
en los pies de múltiples arenas.

Ahora
la contemplación
de la llama inmóvil,
el reflujo de la marea
y los detritus elegidos
extenuándose en las playas
rojas de la quietud.

Las destrezas inesperadas
del Padre
alumbran la noche
hasta el final.

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