Januca,
fuente abierta al corazón
si ocho velas pueden cambiar
esta oscuridad
del no verTe
y ya no tanto
del no intuirTe
si ocho llamas
disipan el no-ser
y las lluvias inminentes del cuerpo
cesan en su angustia.
Januca siempre Januca
para que los ojos brillen
de alas nuevas
y el campo árido ría con su boca de frutos.
Si cada día que se suma fuera
como este resplandor del aceite encendido
y otro y otro más
para apagar los fuegos fatuos
y sólo revelar lo esencial.
Y que todos quiten sus máscaras
de saludo frágil y miradas sutiles
palabras huecas que huelen a silencio.
¡Y que suene la música
y todos canten con su voz verdadera
para olvidar los ojos falsos
y reine la risa pura del alma
y la sangre alimente manos que se unen!
Januca vendrá
otro año que cierra su núcleo
o que abre en cada llama
su fuente
para que ilumines tu alma
y la mía.
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