Y la voz subió
los gritos fueron un
despertador
y el sitio de violencia
donde ya el vacío no entró
el pequeño sismo
que prueba quiebres
la acusación estaba presente
la psicosis de encontrar a un
culpable
habitó entonces el dolor
de una casa moribunda.
La contracara de la agonía
que a veces nos transforma
en seres de nuevo vivos.
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