Hoy la lluvia exaltó
el aroma de los tilos
florecidos
en las calles porteñas.
Durante tus días de agonía
ese aroma me acompañó
me siguió en la vereda
invadió mi paladar
lo degusté junto al sonido de tu voz
su efecto de paz en la sangre
es el aroma de noviembre en
Buenos Aires
dulce, fresco y calmo
mientras vos te ibas
te ibas lentamente
desde hace meses
mientras escuchabas el
zorzal
que supiste por fin que era el
rossignol
sin poder oler nunca más
ese olor que no supe si te
gustaba o no
pero que en mí penetra
en un haz de luz suave
que me circula en la sangre.
Te ibas lentamente
sin poder ver nunca más
la belleza que tapizaba las
calles
con el lila del jacarandá.
Mamá, quizás
te hubiera gustado oler ese
tilo
que me acompañaba mientras vos
te ibas
y te hubiera gustado
ver este último noviembre
muchos más jacarandaes en su
gloria
y te hubiera complacido saber
cómo extraño tu voz,
tu tono joven en el teléfono
tu hola tan particular
más allá de tu dolor
y tu cuerpo que se te hacía
insoportable.
Tu voz que se me quedó
grabada en mis células
como un sello.
El tilo estos días es un
bálsamo extraño
por momentos es amargo
y con un dejo de paz.
Tanto querías partir
y no encontrabas la forma
hasta que sucedió.
Hoy soy ausente de vos.
Y el aroma del tilo
me atraviesa suave y punzante
haciéndome saber que ya no
estás
nunca más tu mirada
nunca más tu voz
nunca más tu risa
nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario