11/1/13

LA PAUSA



Me extiendo sobre tu frente
entro en sus intersticios
sus nudos los míos.
             
            Llevo mi prontuario
            inscripto en los huesos
            como reliquia
            inseparable de mis arideces.
            Intento aliviar
            su lluvia atroz
            con dos manos extrañas
                        tuyas
                                    -se alejan-
            Esta lluvia quemante
            de delitos y rituales
            no se detiene.
 
Pero hago una pausa
en la carrera enloquecida
de manos que agarran pelos
y sombras de ojos dados vuelta.
 
Respiro el movimiento
de mis pies en la vereda
de mi pelo tejido con el viento
y los brazos en búsqueda
extensa de las nubes.
 
Mi estómgao achica
su voracidad
su manía de tragar piedras
o disfraces de estrellas.
 
Ahora espero
esa sutil recompensa
de lo cotidiano.
La mesa me habla
de mi tierra y mis pies.
En la biblioteca
la quietud.
El regusto de lo viejo
asimilado me llama.
 
Es mi pausa.
Mi descanso
en soledad
de paredes acompasadas.
Ritmos que nadie aprecia
aquí presentes
me enderezan y despiertan.
 
No postergo nada.
Incertidumbre
que nunca me permito
La noche inacabable
y las horas lentas
antes del parto.
 
A lo lejos oigo
un movimiento de volcanes.
Pero aquí todo está calmo.
 
El cielo permanece
y mi guarida se abre.

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