Anduve a la intemperie
tanto tiempo
entre cenizas y fuegos
en la tormenta
y el viento que me arrastraba
entre los despojos de mesas falsas
la noche extendida sobre el día
náufraga que flota hacia el mar sin fin
tantos años navegando sola
no más palabras huecas
letras como puñales
ritos vacíos y sentencias
no sentir más
armaduras
que envuelven troncos insensibles
piernas y brazos rígidos
al compás de la marcha
cabezas rezumantes de lodo
no más sombreros negros
ausentes de vida
las palabras y los actos son opuestos
barbas erizadas de soberbia
en el eje central del ego
sin médula sin columna
pelos que se erizan y resienten
bajo cascos
oídos sordos
manos sin latido
percepción cero.
Y salí de nuevo al bosque
a caminar, a descansar
a brotar
al ritmo de las alas de un águila
que gobierna todo su territorio
y saciar mi alma sedienta
en el encuentro amoroso
día /noche
sol / luna
agua /fuego
y no ver más que mi deseo
que arde bajo piel y músculos
en cada célula de cada órgano
sellado en los huesos
que siguen su viaje hacia la muerte.
Prefiero sola, me dije
sola como están todos
prefiero ser Laura que trasciende
sobre una montaña de roca escarpada
con pendientes hacia el
valle fértil.
Prefiero el bosque primigenio y solitario
A veces con sol o nieve
o envuelto en una calidez de primavera
a veces de incendio
a veces sequía
con pájaros que migran
llevando mi alma
hacia mares y montañas
donde el ser se revela
y rompo el muro de la
cárcel.
Me voy con el Baal Shem Tov
al bosque
a nutrirme de la savia
de la raíz y de los cielos
a recibir el Buen Nombre
a buscar entre las brasas del fuego
las letras inefables.
Me voy
a percibir Su mirada
en el mundo abierto
el respiro de la Unidad
su pulso en la sangre,
en las sienes
fluyendo sin fin hacia mis ojos
por mi columna
hacia mis pies y manos
y vuelo.
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